06/30/2020

REGULACIÓN EMOCIONAL Y APEGO

   Las emociones están inscritas en las relaciones , y por tanto la regulación emocional está estrechamente relacionada con el apego temprano y con las relaciones interpersonales.

   LA EMOCIÓN tiene una función de sensor que nos informa sobre el significado de las experiencias y la de motor que nos lleva a una respuesta que tiene un fin para la supervivencia. 

   A. Gonzalez define la emoción como un estado mental y fisiológico de carácter dinámico. Está en el cuerpo y en el cerebro. En el cuerpo se produce una respuesta fisiológica característica para ese estado emocional. En el cerebro se activan determinados circuitos neuronales y a niveles superiores de procesamiento, una percepción subjetiva de la emoción.

   LA REGULACIÓN se aprende en las relaciones  de apego primarias (Schore, 1994, 2002), en las cuales se modela el temperamento innato del bebé y se desarrollan los futuros patrones internos de autorregulación.

   EL APEGO temprano es la escuela donde el individuo aprende a regular sus emociones, a través de las experiencia de regulación interactiva que se genera en la díada cuidador-niño. 

   Bowlby por 1973 ya describía como la disponibilidad y la respuesta de la figura de apego ante las necesidades del niño ayudaban a desarrollar la sensación de seguridad en el apego y la percepción del mundo como un lugar seguro, así como una representación mental de sí mismo y de los otros.

   El apego disfuncional deja al niño sin un modelo regulador, y puede conllevar la activación repetida de estados emocionales abrumadores, ante los cuales el único recurso disponible puede ser la supresión de esas emociones (saber y Mikulincer, 2007). Intentando mantener el sistema de apego se pueden poner en marcha respuestas de hiperactivación ansiosa o tender al distanciamiento y la desconexión.

  La relación entre el niño y sus cuidadores (en su relación diádica) promueve el desarrollo de las vías neuronales que sentarán las bases de la regulación emocional y el sentido del self.  
   
   Alan Schore (2009) y Daniel Siegel (1999, 2010) enfatizan el carácter interpersonal  de la regulación emocional integrando los hallazgos recientes de la denominada neurobiología interpersonal.

  Es necesaria la presencia de un cuidador sintónico y coherente, que pueda entender la mente del niño y que responda empáticamente a sus necesidades. 

   Si los estados emocionales del niño son detectados y validados, si el cuidador hace de espejo y se los amplifica, y si responde adecuadamente a las necesidades subyacentes, el niño aprenderá a regularse en todos sus posibles estados afectivos.

   En el PROCESO DE TERAPIA centrado en la emoción, con una visión ámplia de la historia relacional del paciente, el terapeuta siempre se hace la misma pregunta ¿de dónde viene este estilo de regulación? O más bien, ¿de quién viene? ¿con quien lo aprendió? 

  Estamos constantemente enlazando los patrones de regulación actuales con la historia previa y con las relaciones más significativas. Viendo cómo se conecta lo que está contando de su biografía con la manera en la que ahora maneja sus estados emocionales.

  La comunicación colaborativa, contingente y sincrónica en lo afectivo es el núcleo de la prescripción porque los padres aporten a sus hijos la experiencia de una base segura.

  Por supuesto, esta calidad de comunicación en la psicoterapia es tan vital como en la crianza de los niños. 

   ”El individuo tiene el potencial de integrar todo aquello que el vínculo de apego sea capaz de acomodar.” Bowlby, Main y Stern

Paloma Durà

Psicóloga - Psicoterapeuta

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Fuentes:

David J. Wallin. El Apego en psicoterapia.

Cristian Cortés. Mírame, Siénteme.

Anabel Gonzalez. EMDR y Procesamiento Emocional.